PEDOFILIA Y PEDERASTIA

PEDOFILIA Y PEDERASTIA

Los conceptos de pedofilia y pederastia son normalmente confundidos entre sí. Es por ello que se hace necesario realizar una diferenciación entre ambos para su correcta utilización. A continuación veremos el análisis que hay detrás de esto.

EL DSM-5 Y LOS TRASTORNOS DE LA SEXUALIDAD.

El DSM-5 es el manual diagnóstico por excelencia de la psicología. En él se encuentran los trastornos psicológicos existentes y estipulados hasta el día de hoy. Dichos trastornos están agrupados en distintas categorías. Por ejemplo, están los llamados Trastornos de la Personalidad, los Trastornos de Ansiedad, los Trastornos Disociativos…

La categoría diagnóstica del DSM-5 que nos interesa es la que se conoce por Trastornos de la Sexualidad. En este grupo encontramos la pedofilia, definida como una excitación intensa y recurrente derivada de fantasías, deseos sexuales o comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños prepúberes (Herrero & Negredo, 2016).

PEDOFILIA VERSUS PEDERASTIA, ¿QUÉ LAS DIFERENCIA?

Así pues, la pedofilia es un diagnóstico clínico normalmente realizado por un/a profesional de la psicología o de la psiquiatría (Hall & Hall, 2007). Es necesario incidir en que este tipo de interés sexual no implica necesariamente el abuso sexual (Herrero & Negredo, 2016). De hecho, muchas personas que lo padecen lo viven con mucha angustia y vergüenza.

Es muy importante detectar estos casos para así poder intervenir para ayudarles a gestionar la situación y para evitar daños mayores. Desgraciadamente, no es tan fácil como parece, pues la gran mayoría de las personas pedófilas acostumbran a mantenerse en el anonimato por el tabú y el rechazo social que supone tener estas preferencias sexuales.

Teniendo esto en cuenta, ¿en qué consiste la pederastia? La pederastia es el hecho de abusar sexualmente de un/a menor de edad. A diferencia de la pedofilia, no es ningún trastorno psicológico. Considero que es muy importante tener clara esta distinción porque el hecho de que una persona sea pedófila no implica un delito per se. Sin embargo, la pederastia sí que es un delito (y, en mi opinión, muy grave).

EL CÓDIGO PENAL ESPAÑOL, ¿EN QUÉ SE DIFERENCIA LA AGRESIÓN SEXUAL DEL ABUSO SEXUAL?

Si nos centramos en el Código Penal Español, me gustaría incidir en un par de delitos sexuales: el de agresión sexual y el de abuso sexual. Esto es aplicable tanto para los adultos como para los menores de edad. A continuación, procederé a hacer la diferenciación de ambos tipos estipulada en nuestro Código Penal:

  • Agresión sexual: «atentado contra la libertad sexual de otra persona, utilizando violencia o intimidación».
  • Abuso sexual: «atentado contra la libertad o indemnidad sexual de otra persona, sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento».

Explicándolo más a fondo, para que haya agresión en sentido jurídico y legal tiene que haberse producido violencia o intimidación como forma de vencer la resistencia o conseguir el consentimiento de la víctima de un contacto sexual no querido. El abuso sexual, en cambio, se produce en aquellos casos donde se accede sexualmente a alguien contando con su consentimiento, aunque éste se considera viciado, ya sea por la presencia de algún tipo de manipulación, influencia, engaño, sustancia, incapacidad, etc.

Vemos, por tanto, que la principal diferencia entre dichos delitos radica en que la agresión sexual exige que exista esta violencia o intimidación, mientras que el abuso sexual no lo requiere (Prieto, 2018). A nivel jurídico es muy importante esta distinción, pues al ser delitos distintos sus correspondientes penas también lo son. Las penas previstas para los delitos de agresión sexual son más graves que las previstas para los delitos de abuso sexual.

APLICACIÓN DE ESTA DISTINCIÓN A LA PEDERASTIA.

Cuando se hace referencia a la pederastia es muy común hablar de abuso sexual infantil (de siglas ASI) en contraposición a agresión sexual infantil. La infancia es la etapa vital caracterizada por la inocencia, los juegos, la imaginación… A esas edades no hay una educación sexual o una conciencia sobre el sexo, ya que no es el momento para ello.

Es por esta razón que, muchas veces, si hay un contacto sexual por parte de un adulto, el niño o la niña no será consciente de lo que realmente está sucediendo. De ahí lo del consentimiento viciado. De hecho, es frecuente que los menores de edad que han vivido estas situaciones sean conscientes de lo ocurrido años después del abuso.

Además, según los estudios realizados, los pederastas raramente hieren o dañan físicamente al niño, decantándose más bien por una aproximación seductora. (Soria, 2008). Por tanto, el factor de violencia o intimidación caracterizador de la agresión sexual, en la mayoría de las ocasiones no se da (aunque no por ello significa que no pueda llegar a darse).

Los abusadores infantiles suelen ser conocidos de la víctima (Soria, 2008). Cuanta más cercanía haya más grave será a nivel sexual el delito, pues las oportunidades de acercamiento serán mayores. En general, suelen son hombres adultos y, muchas veces, están casados y llevan una vida aparentemente normal. También hay mujeres pederastas, pero, a diferencia de con los hombres, no hay tanta constancia sobre ello.

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS MÁS COMUNES SE HAN ENCONTRADO EN LOS PEDERASTAS?

Se han encontrado pederastas de todas las clases sociales. Algunos de ellos han sufrido abusos sexuales durante su infancia, aunque no en su totalidad como se puede llegar a pensar.  Las conductas más frecuentes a las que suelen recurrir durante el contacto sexual consisten en caricias y tocamientos genitales, masturbación, etc., siendo muy poco frecuente la penetración (Soria, 2008).

Otras características individuales a comentar sobre este grupo en concreto son: la personalidad inmadura, las deficiencias en la conducta sexual con personas adultas del sexo opuesto, el desequilibrio del afecto, las pocas habilidades sociales y las dificultades que presentan para establecer vínculos emocionales estables (Pérez, Sáiz & Sáiz, 2008).

Finkelhor, un sociólogo americano que ha dedicado años de estudio y de investigación en este campo, estableció un modelo explicativo del abuso sexual infantil. Este modelo se basa en cuatro procesos complementarios (en mayor o en menor medida):

  • Congruencia emocional. Los niños y las niñas resultan más atractivos por su poca capacidad de dominación, siendo atractivos para sujetos con la necesidad de dominar. El acercamiento sexual con ellos es menos amenazante que con adultos, lo que les proporciona mayor sensación de poder y de control.
  • Excitación sexual. Los niños y las niñas resultan atractivos sexualmente debido a las experiencias personales de los agresores, a los modelos elaborados y a la pornografía visualizada.
  • Bloqueo. Marcada presencia de problemas para establecer relaciones adultas con mujeres, por lo que se busca a los menores como alternativa sexual.
  • Desinhibición. Las drogas, el alcohol y algunas distorsiones cognitivas podrían actuar como desinhibidores favoreciendo la conducta de abuso.

Me gustaría aclarar a qué se refiere el autor con distorsiones cognitivas. Según Cepeda & Ruiz (2016), las distorsiones cognitivas, en este contexto, se entienden como afirmaciones que excusarían, explicarían y justificarían o minimizarían el comportamiento sexualmente abusivo. Por ejemplo: “si un menor de edad no se opone a las insinuaciones sexuales de un adulto, quiere decir que desea tener relaciones sexuales con él” o “los niños son coquetos porque desean tener relaciones sexuales con los adultos”.

EL MODELO DE FINKELHOR Y LAS DISTORSIONES COGNITIVAS DE LOS PEDERASTAS.

En relación con el punto de desinhibición del modelo de Finkelhor, las distorsiones cognitivas servirían a los pederastas para superar sus controles internos, proteger su estructura psíquica posterior a la comisión de sus delitos y externalizar su culpabilidad, entre muchos otros (Ribeaud & Eisner, 2010) (Cepeda & Ruiz, 2016). Por eso es un factor potencial en cuanto a la desinhibición de su comportamiento sexual.

El fragmento que he redactado sobre el modelo propuesto por Finkelhor es un pequeño resumen de éste extraído del libro “Psicología criminal” con Miguel Ángel Soria Verde y Dolores Sáiz Roca como los coordinadores. Personalmente, me parece un modelo bastante interesante y que nos puede ayudar a entender y abordar esta clase de conductas o, si más no, servir de base para presentes o futuras investigaciones.

Bibliografía:

Cepeda, Z., & Ruiz, J. (2016). Distorsiones cognitivas: diferencias entre abusadores sexuales, delincuentes violentos y un grupo control. Revista Criminalidad58(2), 141–156.

Diferencia, L. A., Abuso, E., Sexual, A., Provincial, A., Ferm, S., & Fiscal, M. (2018). La diferencia entre abuso sexual y agresion sexual. 1–3.

Hall, R. C. W., & Hall, R. C. W. (2007). A profile of pedophilia: Definition, characteristics of offenders, recidivism, treatment outcomes, and forensic issues. Mayo Clinic Proceedings82(4), 457–471. https://doi.org/10.4065/82.4.457

Herrero, O & Negredo, L. (2016). Anuario de Psicología Jurídica 2016. Anuario de Psicología Jurídica 201626, 30–40.

Justicia, M. D. E. (2020). Código Penal y legislación complementaria.

Soria, M. A. & Sáiz, D. (2008). Psicología criminal. Pearson Educación.

Entrada realizada por:  Andrea Estoquera Guallar, actualmente estudiante de Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), a quién la llama la atención un montón la rama de la Psicología Forense y siempre que puede se intenta formar en ella. Durante la carrera, además, ha realizado diversos cursos especializares sobre trauma, prevención y atención en violencia de género y comunicación no verbal y Psicología Criminal.

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